Viridiana Bravo y “Los Hombres de la Tierra”

Por Renée de Pedro
Noviembre 2015, México.

Viridiana Bravo es una recién egresada de la Licenciatura en Coreografía, de La Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea. El pasado viernes 23 de octubre, presentó su trabajo de titulación de nombre “Los Hombres de la Tierra”, el cual, dio conclusión a su proceso como alumna de ésta escuela. Para aquellos que no estén relacionados con las dinámicas de dicha Institución, los alumnos que hayan cursado el número de créditos correspondientes, tienen diversas opciones para obtener su titulo universitario, Viridiana realizó un Proyecto Coreográfico,  eligió el Foro Experimental “Black Box”, y en conjunto con amigos y colegas, comenzó su exploración y proceso creativo. 

Con motivo de éste evento de conclusión, quiero aprovechar la  fecha para dar a conocer el trabajo de Bravo, su trayectoria, y su visión creativa. Es por lo cual, comparto con ustedes la siguiente entrevista:

R: Antes que nada, agradezco que me hayas dado este espacio para conocer el proceso creativo de tu obra, y me hayas permitido adentrarme de fondo, con la finalidad de compartir y hacer una reflexión sobre lo que acontece en nuestra comunidad. Actualmente, sigue habiendo desigualdades de género, de raza, entre muchas otras, ¿Cómo artista, consideras que ser mujer, y mujer mexicana, delimita o dirige el rumbo de tu obra?
V: Desde hace un año hay algo que me está haciendo ruido, porque tú vas en un proceso, te haces preguntas, y cada coreografía, cada montaje, cada proyecto, se convierte como en la resolución de esas preguntas. Pero tiene cerca de un año y medio en el que me di cuenta que busco algo que quizás no tiene que ver con una división de género: hombre y mujer. Sin embrago, estoy en el proceso de buscar  igualdad; aceptarnos como somos, por el hecho de ser seres humanos. Parece que, a pesar del año en el que estamos, se sigue arrastrando esa división. Yo creo que podemos encontrar la integración a través de sentirnos seres humanos, más allá de ser hombre o mujer.

R: ¿Existe alguna división entre Viridiana como individuo, y todo lo que esto implica, y Viridiana como artista?
V: No están separadas, yo creo que siempre termina permeándose algo de tu personalidad. Cada pieza y  cada trabajo, llevan implícito cierto carácter, y ese carácter tiene que ver con la personalidad del creador. No puedes prescindir de una cosa para hacer la otra, porque eres tú quien está hablando, quien está creando. 

R: ¿Consideras posible separar la situación política en la que se vive, del proceso artístico?
V: Tampoco, somos seres que no pueden negar que coexisten con otros. Siempre te encontrarás con personas que piensan diferente a ti, y eso enriquece tu trabajo. Es saber qué está viendo el otro para saber qué estás viendo tú. La política va más allá de una situación nacional, y de los que llamamos líderes de comunidad. Va más allá, hasta en cómo te diriges al otro, ya sea como artista, o como persona.

R: ¿Quién es Viridiana como coreógrafa, y cómo es trabajar con ella? 
V: Es una mujer muy entregada, apasionada, que ama lo que hace con toda su alma, su corazón y su mente. El hecho de cuestionarme tanto, tantas cosas y  todo el tiempo, de alguna manera ha hecho que el discurso o mi búsqueda, vaya formalizándose. Es interesante, porque hay gente con la que he trabajado los cuatro años de la licenciatura, y es fascinante ver cómo ha ido cambiando su manera de ver, de pensar, y esto, a partir de sus propios cuestionamientos. Nos volvemos impulsores y estimuladores, ellos de mí, como yo de ellos... Una serie de redes que nunca termina; como si fuéramos quitando capas para revelar quien realmente somos. 

R: ¿Por qué hablar de los hombres de la Tierra y no de las mujeres de la Tierra?
V: Porque ya lo hablé (risas). No son procesos paralelos, pero sí están influenciados uno del otro. Hace unos meses concluyó el proceso de la pieza: “Instalación Vacía, La mujer del jugo de betabel, su madre la eterna hechicera, y su padre el hombre contador de historias”, la cual  consistía en posicionar el sentir de la mujer del año 1947, y colocar a la mujer actual en ese momento. Desempeñar el rol femenino a partir de una mirada femenina, y al mismo tiempo hablar, desde otro tipo de mujeres, que vestían con ropa masculina, que se movían con un lenguaje que no era propio ni para su género, ni para su época. Era hacer ésta confrontación, pero trabajarlo desde la ausencia del hombre: la mujer en esa época, sobre todo por el Cine de Oro Nacional y lo que le rodea.

Ahora, con este nuevo proyecto “Los Hombres de la Tierra”, es la contraparte del anterior. Me pregunté cómo aborda el hombre el sentir en ese dejo de soledad, de soledad y no, porque está rodeado por otros; es un hombre actual o podría no serlo (normalmente mis piezas son atemporales). También se relaciona con mi necesidad de querer indagar y ver de qué manera se están vinculando con el otro, a partir de mi hecho femenino. Es una manera de entender al hombre como ser masculino y como ser humano.

R: Cambiando un poco de tema ¿Cómo fue tu estancia en una Institución que a nivel Nacional e incluso Internacional, tiene importancia en la escena Académica de la Danza (ENDCC)? ¿Qué fue lo que te dejó mayor aprendizaje? 
V: Para mí fue como estar en casa. Lo que me generó la escuela fue una rapidez en el proceso. En ese sentido la licenciatura fue un estimulante, me impulsó y me llevó muy rápido. Comencé a conocer gente, especialmente profesores y me empecé a interesar muchísimo más en la creación. De repente me di cuenta que no salía de la escuela, desayunaba, comía y cenaba ahí. En mi caso se convirtió en mi segundo hogar y todo se comenzó a acomodar... ¡Siempre fui una manipuladora de lo peor! Me adecuaba a las premisas de los exámenes y terminaba haciendo lo que quería, hablaba de lo que quería hablar, como yo quería y sin pelearme con el maestro. Fue algo que me ayudó a sentirme cómoda y a no sentirme como que no me querían, sino todo lo contrario. 

R: Para ti,  ¿Qué es enseñar coreografía? O bien, ¿Qué es aprender coreografía? 
V: Con ésta última pieza he tenido que ir hacia atrás, y me he dado cuenta que hace diez años estaba hablando de la primera capa de eso que estoy buscando ahora. Hace diez años no estaba en la escuela, y cuando llegué aquí ya traía mi propia experiencia en teatro, cine, iluminación, etcétera. He tenido la suerte de tener detonantes, gente que ha impulsado y hace que pueda conocer más y me vuelva más curiosa e indague y me pregunte. Al llegar a la escuela, yo ya venía con todo esto, pero no creía mucho en mí, y en el sentido académico la escuela fue un detonador que aceleró mi proceso. Y repito, algo que me ayudó mucho fue manipular las reglas para no sentirme encerrada, ni sentirme una “coreógrafa académica”.
Este es el principio del camino, y agradezco lo que la escuela me dio, agradezco porque me generó más preguntas y mayor curiosidad, pero ahora es mi turno de trazar el camino fuera de aquí.

R: Y para finalizar y regresando a tu Proyecto de Titulación, cuéntame un poco sobre el equipo que trabaja contigo.
V: ¡Son geniales! Mi equipo se divide un poco. El externo: que surge de quienes comenzaron apoyándome en los procesos escolares, y después iniciamos otros proyectos independientes, como Danza Theus (llamado así porque le era muy fiel a aquello que comenzó desde que yo estaba en Guanajuato). Entre los que se involucraron estaban: Erick Plascencia, Montserrath Segura y Omar Luqueño. Después se integraron Tomás Reyes, Sarahí Navarrete, Ramón García y Fey Montalvo. Ellos me apoyaban dentro y fuera de la escuela,  fuimos creciendo juntos, y nuestros procesos se reflejaban en nuestros proyectos escénicos, dándole una textura particular, trabajando bajo el mismo palpitar. Se generó un equipo muy concreto y fraterno, desapareciendo esa tiranía coreográfica, donde el coreógrafo dicta y el bailarín hace. Ellos son mis amigos y el trabajo es totalmente diferente. En esta fase en la que estamos ahora, como Tintervalo Cinco, hay un compromiso auténtico de todas las piezas. Y hay quienes se integran de forma independiente a “Los Hombres de La Tierra”, como Renato González, Leonardo Díaz, Emanuelle Sanders, Jair Montes (bailarines), Areli Guerrero (iluminación), Amaury de CasAnormal ayudando en producción, Maylet García asistiendo dirección, Arturo Torres con la creación audiovisual. Algunos forman parte de Tintervalo Cinco, otros son simplemente muy buenos amigos y colaboradores. A grandes rasgos, así se formó éste equipazo de Los Hombres de La Tierra, que aunque inicia como un proyecto de Titulación, lo proyectamos a futuro. Un proyecto escolar que ha reunido a tanta gente y lo agradezco infinitamente. 

Los Hombres de La Tierra

Antes de la función

“Los Hombres de La Tierra” va más allá del proceso burocrático, con el cual se da fin a un ciclo educativo. Las palabras que comparte Viridiana, no son habladurías, ni mucho menos se relacionan con la hipocresía con la cual, a veces, los artistas se expresan sobre su trabajo. 

Cuando pude asistir a los  ensayos de dicha obra, lo primero que observé era el trabajo en equipo, de grupo, donde cada uno de los antes mencionados colaboradores, ponía sobre la mesa toda su disposición para crear. Muchas veces, se piensa que el bailarín es aquél que ejecuta los pasos como una rutina de gimnasio, en este caso, Viridiana Bravo invita a que los bailarines/intérpretes exploren dentro de sus emociones y necesidades eso que van a llevar a escena. La coreografía, el diseño de movimiento corre a cargo de la egresada, pero cada quien, conforme va pasando el ensayo,  investiga y propone  sobre su propio cuerpo para aportar y darle un sentido nuevo a la pieza. 

Viridiana dirige el ensayo, no con cuentas ni con correcciones, les da premisas exactas del momento emotivo que trata de evocar durante cada movimiento y cada trazo en el espacio escénico. El silencio, como acompañamiento musical, obliga a los bailarines a respirar juntos, a sentir la energía del que está de frente y detrás, además de desarrollar una habilidad de alerta, para poder dar seguimiento a la obra sin tropiezos. Existe un diálogo con el proceso del otro, el trabajo de “Los Hombres de La Tierra”, ha llevado a cada uno a conocer algo nuevo sobre sí mismo, y han aprendido a compartirlo con los demás. 

El trabajo en el escenario

Después de arreglar cuestiones de producción, diseño de iluminación, vestuario, audiovisual, programas de mano, entre otras cosas, llega el día del estreno, de la Titulación. Se observa un Foro Experimental acomodado con sillas de ambos lados del escenario, y en éste, el piso color de arena con un material que evoca la misma. Salen los intérpretes, silencio. Primordial es el juego, el acceso y la disposición emocional de los bailarines, resultado del trabajo exhaustivo de los ensayos. Existen momentos, más allá de un trazo exacto de la trayectoria de movimiento, donde el espectador escucha la voz del hombre que tiene frente de sí. La pieza se desarrolla como un proceso cíclico, donde cada lugar merece de atención, mismo como en  la vida de un individuo, la metáfora del transitar del hombre. 

Viridiana hace uso de la pausa, como espacio y oportunidad de la reflexión, permite que el espectador asimile lo que el cuerpo en exposición está expresando. La pausa, como el descanso de la rutina, y del imparable tiempo.

Más allá de su condición de género, son seres humanos que se mueven juntos, en comunión y armonía,  quizás también peleando por un mismo fin.  Son sensibles, están alerta; caminan y avanzan sólo estando junto al otro. Han llegado, después de la crisis y catarsis a una conclusión, resultado de un proceso humano, que refleja no sólo la forma de trabajar de la coreógrafa, sino también, el resultado final del trabajo de todos sus colaboradores.  El unísono, aparece como un recurso que simboliza la unidad, la unión de todas las ramas de referencias que aparecen en  esta propuesta coreográfica. Finalmente,  Los Hombres de La Tierra recogen las memorias de su transito por ese espacio de ficción, recogen, las piezas del rompecabezas de la vida.




Agradezco mucho a Viridiana Bravo por esta agradable charla y por permitirme asistir a sus ensayos, adentrarme en su proceso creativo, así como por compartir su danza y  trabajo grupal conmigo y con el público.


VIRIDIANA BRAVO

Inició su formación profesional en el año 2001 en el Estado de Guanajuato con el maestro Juan Caudillo, Alejandra Ramírez, Sylvia Salomón y Paola González. Bailo con la Compañía Danza Contemporánea de León y la Compañía Theus Artes Escénicas. Ha participado como actriz en diversos montajes teatrales así como en  cortometrajes. Como diseñadora de iluminación ha trabajado en proyectos de cine, fotografía, teatro y danza. Actualmente labora con la Compañía Contradanza A.C y ha reiniciado su labor como directora y coreógrafa de TINtervalo5, además de ser participe en diversos proyectos independientes. 






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