Proyecto semestral. Proceso creativo de “Balada del ventrílocuo mudo”.
Por Renée de Pedro
Febrero 2016, México
Se dirá
(Atroz, aterida falacia verdadera,
mengua en crecimiento)
que el odio de las cosas,
el ardor con el que vetan los impulsos y mutilan el goce,
aunque nosotros, ignaros sin remedio,
algo intentamos, algo con sonrisa pronto desterrada:
la alegría capital con que ponemos pulso en los objetos,
el éxtasis que se fuga en el abrazo,
el coito que se sacia sin saciarse,
y los demás que sueñan,
los otros,
siempre los mismos que son yo y van distantes
y no miran
cuando, apenas tocados, nos muestran lejanía,
su lenguaje sin clave,
la gozosa canción que cree reconocerse
en la resaca quieta,
en la tarde o en astro transeúnte...
-Balada del ventrílocuo mudo-
Ernesto de la Peña
La creación coreográfica de este ejercicio académico, se ha presentado como un pretexto de compartir, a partir de la experiencia personal, la significación y participación del cuerpo y sus posibilidades de relación, dentro de la conjugación y reiteración de la condición humana e individual. He considerado diferentes trabajos filosóficos que reflexionan sobre el tema, incluyendo bibliografía de Adolfo Sánchez Vázquez (1965) sobre la visión de la estética en los postulados marxistas, Eros y Civilización de Hebert Marcuse (1953), y el ensayo sobre un cuerpo dolido-doliente de Ma. Carmen López Sáenz (2010). La necesidad de exponer el presente trabajo, tiene origen en el habitar temporal un cuerpo que ha sufrido una lesión, y se ve obligado a cambiar sus hábitos y rutinas de desenvolvimiento, para así crear nuevos, con los cuales pueda seguir su transitar cotidiano.
Necesidad humana, necesidad estética
Considerando los postulados marxistas, la realidad se muestra como un concepto propiamente humano, que reúne obligadamente, la aceptación de la misma bajo un marco de lo estético, y de lo que esto representa para el individuo dentro de una sociedad. La construcción de identidades y la reiteración de nuestra condición es un constante juego con el otro y lo otro, depositada en un cuerpo con necesidades y expresiones estéticas. La integración al grupo social que pertenecemos, es un elemento importante para nuestro desarrollo como individuos.
La estética es una forma de relacionarse con la realidad exclusivamente del hombre, a través de ella, el ser humano -ser individual social- crea y manifiesta la existencia misma, celebra la vida, la realidad, y su dominio o coexistencia con la naturaleza y con lo que le rodea. En las expresiones de los estético, el hombre se vuelve el objeto de su creación, el objeto de la existencia misma, ahí radica su importancia.
La pérdida del Eros
Bajo la visión occidental, que a partir de La Revolución Industrial se tiene sobre el cuerpo como máquina, tendemos constantemente a restringir las posibilidades eróticas del mismo. Como expone Marcuse, excluimos al Eros de nuestras necesidades primordiales, queriendo responder a la demanda de un sistema económico-político y religioso. A su vez, un cuerpo lesionado, es un cuerpo limitado que no puede cubrir con los estándares óptimos del sistema. Esta carencia, se refleja en el desarrollo y desenvolvimiento de un individuo como él mismo, con necesidades y características particulares, además de las dadas por una estructura externa.
De acuerdo con éste trabajo, el cuerpo es el principal motor y receptor del Eros; el placer, no sólo físico, erótico y sexual, sino también el placer del goce estético, que se consigue en el arte y el trabajo creador o creativo. Sin embargo, la sociedades occidentales junto con el híper desarrollo del capitalismo, han frenado y obligado a que los individuos convivan de forma desigual con dicho elemento.
Reafirmamos nuestra existencia con el placer (el instinto de la vida de Freud), puesto que la muerte es la negación del tiempo, y el placer busca la permanencia. De igual forma, el arte, resultado de varias necesidades sociales, busca la universalidad y la eternidad.
Cuerpo enfermo
La soledad de un cuerpo en dolor. Mente que no cubre el afecto de la movilidad. Emocionalidad afectada. Desbalance entre lo que transporta; el motor de las ideas, el motor de la experiencia afectiva.
Cuando la idea no puede suplantar el placer físico, el poder material sobre lo intangible.
¿Qué posición ocupa lo corpóreo sobre lo intelectual? La conexión emocional entre el uno y el otro. No hay respuesta concreta y tácita a la disfunción de las partes de un todo. Mundo dual, cuerpo dual, mente dual.
No hay afirmaciones, desequilibrio que fragmenta la funcionalidad, se habita un espacio obscuro de tinieblas, la sombra de lo que fue unidad y ahora no se conjuga en nada.
Si lo que soy es lo que pienso, por qué sufrir ante la carente material de esto que soy, que tiene un cuerpo, un cuerpo que cambia de posición y cobija lo que sucede dentro.
La nada como el vacío que se encuentra bajo un puente de conexiones múltiples. Y se derrumba, y caigo ahí, donde todo sucede en una constante que no es tiempo.
Anulo la mirada, el fin. Se abre la ventana, un inicio que no deseo comenzar. ¿Dónde quedan las mitades?
Noviembre 2015
La enfermedad, es decir, la lesión marca un drástico momento que divide la temporalidad del transitar corpóreo en un antes y después de. Pues no sólo, en éste caso, detona un alto a la actividad física que como estudiante de danza se acostumbra a estar, sino también hace obvia una discapacidad, aunque temporal, en las actividades cotidianas y simples. El acostumbrado uso del cuerpo como un vehículo sin límites, al cual se somete en algunas actividades dancísticas, así como el recipiente de sistemas y funciones biológicas que cualquier individuo ignora con naturalidad, son factores que se ven alterados.
La mirada enfoca ahora las capacidades reales y tangibles, de lo más simple a lo más complejo. Existe una preocupación constante del estado físico y anímico del cuerpo, que antes no parecía ser de importancia. El cuerpo en dolor, es el centro de atención en todo momento, lo cual detona un proceso de resignificación existencial.
Aquello que era un organismo funcional, que demostraba y confirmaba nuestra existencia humana, con todo el enramado de relaciones con el afuera, es ahora el primer impedimento de tener una existencia activa, presente, y que cumpla con las exigencias del campo al que pertenecemos, como lo puede ser el de la danza.
La danza, ¿trabajo creador o trabajo enajenado?
Marcuse propone una existencia no represiva, en pleno juego con el Eros. Si bien, la danza mantiene en constante actividad al cuerpo, receptor de los principios del placer, ¿lo hace así con el Eros?, ¿la relación corporal de la danza es una relación de placer y goce?
El artista habla desde su condición en determinada realidad, en la danza sucede esto a partir de la experiencia corporal. La condición individual, la realidad corporal sufre variantes en cada individuo, no es la misma que la del otro, no es la misma que la otra. ¿Por qué se discrimina un cuerpo con posibilidades diferentes? El diálogo surge desde la visión particular que cada individuo puede compartir con su entorno. Si la realidad objetiva es asunto del conocimiento científico, es el trabajo creador el que debe hacer una apropiación; se interpreta y traduce desde la experiencia sobre ella misma.
La institucionalización del arte, limita el placer y goce en el trabajo creativo, pues se produce obra para ser aceptados en el campo que es normado por las reglas de la Estética del momento. La danza podría estar cerca de ser un trabajo enajenado, donde la repetición forzada por alcanzar un estándar establecido limita el principio del placer. El trabajo dancístico, se inclina a cumplir con necesidades de un sistema de jerarquías donde se busca producir un objeto merecedor de un teatro.
Si el arte denuncia la realidad, y la danza es arte, y el cuerpo su materia prima, ¿por qué éste debe cubrir con capacidades aceptadas por un sistema externo, mismo que se está reinterpretando?
Así como en la explotación de la hiper sexualidad en el mercado capitalista, donde el cuerpo se vuelve un producto de índole material, lo mismo sucede en la danza escénica y la explotación del cuerpo como máquina, donde el individuo, el bailarín, sólo es el sujeto que maneja éste conjunto de funcionalidades.
Ya que la danza busca expandir en el cuerpo todas sus posibilidades motoras, estas deberían ser el medio, entendiendo que la finalidad del arte no es el arte mismo, sino que está en función de una necesidad humana de afirmación.
Recuperación de identidad
Dada la creencia personal (notablemente influenciada por factores externos), recurría frecuentemente a darle mayor peso al aspecto intelectual y de razonamiento dentro del proceso de desarrollo como miembro de un grupo social. Sin embargo, descubrí durante este periodo de inmovilidad, que aquello en lo que había depositado mayor valor, era la principal causa de mi frustración. Me había impuesto a creer, contradictorio en un cuerpo de danza, que aquello en lo que consistía mi existencia, era de principio un motor de ideas y procesos cognitivos a los cuales, el aspecto material y corporal, eran simplemente factores que coexistían bajo una misma realidad.
La dualidad cuerpo-alma, cuerpo-idea, estaba erróneamente adoptada, impuesta y había generado un caos interno. La imposibilidad de llevar a cabo una realidad a la que se está acostumbrado, abre nuevos caminos, y se da un valor nuevo a la existencia y a aquello que se vio dañado. Si bien, el dolor representa el enemigo principal del Eros, de la vida, permite a quien lo padece, encontrar alternativas de hábito.
De manera inconsciente, me había visto obligada, a modificar y solucionar de forma inmediata, no sólo el dolor, la angustia de las repercusiones de la lesión, sino también aquello en lo que había depositado las experiencias en relación al placer y goce. Entonces surgen dos posibilidades prontas: transportar el placer a aquello que todavía aparentaba una funcionalidad óptima, el logos, y continuar bajo la separación, donde la experiencia del cuerpo vivido no afectara las posibilidades intelectuales; o bien, encontrar una oportunidad de reconciliación, procurando una convivencia con las posibilidades de ambas partes, donde la brecha entre una y la otra fuera casi imperceptible.
Proceso de laboratorio. Resignificación de las posibilidades motoras.
Dos semanas después de la intervención quirúrgica, de vuelta al salón de danza, al laboratorio del Taller de creación coreográfica, continuo con las actividades académicas. Bajo ciertas premisas se da pie a improvisaciones que fomentan la búsqueda de un movimiento posible. Elementos como energía, tiempo, espacio y sus variantes, son abordadas desde el cuerpo post-operado y en dolor.
La reconciliación de dos factores, primordiales en la formación del individuo presente, comienzan un juego de nuevos descubrimientos; es posible moverse, anulando el uso de la pierna izquierda (obligada por los cuidados post-operatorios). Lentamente surge el goce que experimenta un cuerpo que había permanecido inmóvil, un cuerpo molesto por la violencia sufrida durante la cirugía, que parece recobrar el placer perdido. Es el placer que se experimenta con el movimiento, el que hace consciente las posibilidades de expandir la individualidad, de enunciar su presencia, su existencia activa -celebración de la vida-.
Por medio de la experimentación, se desarrolla un lenguaje propio de un cuerpo dolido que ha adaptado su movilidad desde la limitación. Dicho lenguaje decodifica, no sólo lo motriz, sino también la relación con las connotaciones afectivas y emocionales. Se interpreta una realidad determinada, dándole una nueva significación a las transformaciones circunstanciales.
Entonces es que se enriquece el acervo corporal con una nueva forma de movimiento y de aproximación a la danza. Un vocabulario que busca la reconciliación, que busca sanar una pérdida y está en proceso de recuperarla.
Dado el momento, hago uso de éste material en el ejercicio coreográfico Balada del ventrílocuo mudo, resultado del proceso ya descrito donde el objeto de mi creación, es mi propia existencia y la relación con mi cuerpo, el reencuentro con el Eros.
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