DANAE Y LA LLUVIA DORADA. PROCESO.
Por Renée de Pedro
Marzo 2017, México
Desde hace más de un año, comencé a investigar en torno a un tema que considero primordial para hablar de los procesos creativos en la danza y el arte en general: El Eros. El texto que a continuación comparto, contextualiza la pieza coreográfica presentada el pasado 2 y 3 de febrero en el Teatro Raúl Flores Canelo, que esboza los primeros resultados de dicha búsqueda.
DANAE Y LA LLUVIA DORADA*
En el mito griego, el oráculo advierte al rey Acrisio que su nieto será autor de su asesinato, es por lo que Danae, su hija, es encerrada en una torre de bronce, para evitar el embarazo. Sin importar esto, Zeus decide entrar convertido en una lluvia dorada para preñar a la princesa, quien dará a luz a Perseo, irremediablemente asesino del rey.
En la soledad, Danae encuentra su propio erotismo, personificado en la lluvia dorada de Zeus, que bajo mi adopción, es una representación de la autoexploración sexual y la masturbación. De qué otra forma explicar, la respuesta de una joven encerrada, que de un momento a otro hace uso de los placeres sexuales, si no es a partir de éste medio.
Para ampliar la lectura del mito, recurrí a la interpretación pictórica de Gustav Klimt, que en su pieza Danae, muestra la imagen de una mujer de cabellos rojos, acostada y con ojos cerrados, que cubierta bajo el manto de la lluvia de oro, expresa saciedad post-coital.
Consulté, de forma paralela, el estudio de la Aphrodisia en la Grecia Clásica, que hace Michel Foucault en Historia de la sexualidad II (1984), considerando pertinente conocer la terminología en torno a los saberes de la sexualidad y los placeres, que dominaron a la península mediterránea en la antigüedad.
Utilizando estas referencias como punto de partida para la creación, hago una reflexión escenificada sobre el erotismo en la mujer, el cual divido en cuatro momentos independientes entre sí, en el guión coreográfico.
Pulsión
De acuerdo con Freud (1919), la pulsión es el primer anuncio de una necesidad físico-erótica del individuo. Para preservar la existencia, se encuentran un conjunto de reacciones y actitudes que Freud enuncia como Principio de la vida, llevando implícito los principios del placer acompañados de los instintos sexuales. De acuerdo con esto, sólo con una existencia asegurada, debería aparecer el Principio del placer. Sin embargo, el instinto sexual “imposible de educar” (Freud, 1919) aplaza el Principio de la vida.
En esta primera parte, seis jóvenes mujeres: Las Colegialas, se enfrentan a la ansiedad de la contención sexual. Reprimen dichos principios, atentando contra una vida plena en el presente, pues se ven obligadas a parar el movimiento que su cuerpo y Eros piden para el gozo de la eternidad.
Precisamente, es a partir de la inmovilidad del centro del cuerpo, la pelvis, lugar creador de vida, que se hallan fugas de energía púlsica, de la anulación obligada de sus deseos.
La exploración de movimiento para crear éste primer momento del ejercicio, consistió en ejemplificar la represión, y la angustia física y anímica que provoca. La repetición constante, fue una herramienta para la creación de la pieza en su totalidad, que con los gestos mínimos, traza rutas de expresividad y comunicación.
Auto-Aphrodisia. El despertar del Eros
Inicialmente, la propuesta escénica para la transición entre la parte I: Pulsión y la parte II: El despertar del Eros, sucedía con la entrada de Zeus, que con un balde de agua fría, sorprendía a las colegialas, contagiándoles con el líquido del deseo, la sed del placer. Por indicaciones académicas, esta acción fue sustituida por la caída de una brillosa cortina de listones, de la ya llamada “Lluvia dorada”.
A pesar de la ausencia del elemento acuoso, fue necesaria la constante mención de un líquido que, como en los accidentes geográficos, transporta de un espacio a otro lo que en su corporalidad asume: el deseo.
De manera simultánea, aparece Danae en cuadro, desarrollando una secuencia de movimientos eróticos, que ejemplifican su conexión corporal, mientras Las colegialas corean la escena.
En el momento que cae la lluvia dorada, depositada por Zeus, Danae logra la máxima satisfacción en la privacidad, el orgasmo, la eternidad de la vida. Se logra una aproximación a la Ars Erótica Oriental que Foucault (1976) explica como: “... arte magistral, mucho más generoso de lo que dejaría suponer la sequedad de sus recetas, debe transfigurar al que recibe sus privilegios: dominio absoluto del cuerpo, goce único, olvido del tiempo y de los límites, elixir de larga vida, exilio de la muerte y sus amenazas.”
Sin duda, los movimientos circulares, que trazan el símbolo de infinito son el gesto mínimo, el germen creativo de esta segunda parte; el movimiento de dedos de manos, es utilizado para evocar el elemento de la lluvia dorada, resultado de la masturbación.
Aphrodisiasthénai- la objetivización del otro
Pasado el autoreconocimiento, la autoerotización del cuerpo virginal, se da un salto abrupto a la vida sexual de una joven, que con alusiones autobiográficas, pierde control sobre los impulsos propios. El deseo se vuelve imparable, la satisfacción de una falsa sed se desborda de sus contornos. Es entonces, cuando la joven Danae busca en Zeus el objeto/sujeto generador de un placer sin fin.
El exceso de Lluvia dorada, el exceso de deseo sexual, la necesidad insaciable de placer, accionan los infinitos movimientos pélvicos, hasta llegar al suelo o nivel 1; caen en brazos del hombre, quien únicamente es observador de lo que en ella sucede.
Para la atmósfera sonora se escucha el poema The Suicide de Kamala Das, con una lectura plana que como propone Leonard Cohen en su texto -How to speak poetry- no busca “actuar las palabras”, ‘do no act the words, never try to leave the floor when you talk about flying'. Que sean las acciones del cuerpo, las que expongan la problemática de lo que acontece, sin necesidad de una sobre-exageración de la emoción.
Y, aunque parezca forzada la conexión, el poema se articula idealmente con la pieza dancística. Gracias a la constante mención del agua y reiterando su simbolismo sexual, es La lluvia dorada, con la que Zeus no sólo preña a la joven Danae, sino que hace despertar su apetito sexual. ‘In him I swim’ dice la india.
Bereft of soul
My body shall be bare.
Bereft of body
My soul shall be bare.
Which would you rather have
O kind sea?
Which is the more dead
Of the two?
...
I must keep the right distance
Between me and the low.
And I must keep the right distance
Between me and the high.
O sea, I am fed up
I want to be simple
I want to be loved
And
If love is not to be had,
I want to be dead, just dead
While I enter deeper,
With joy I discover
The sea's hostile cold
Is after all skin-deep.
The sea's inner chambers
Are all very warm.
There must be a sun slumbering
At the vortex of the sea.
...
In him I swim
All broken with longing.
In his robust blood I float
Drying off my tears.
Yet I never can forget
The only man who hurts.
The only one who seems to know
The only way to hurt.
...
Bereft of body
My soul shall be free.
Take in my naked soul
That he knew how to hurt.
Only the soul knows how to sing
At the vortex of the sea.
La femme fatale
Pero qué somos, sino un cúmulo de accidentes y errores que transcurren entre las delicias y los sollozos, los placeres y el dolor, el cuerpo y la mente, la emoción y la razón.
‘Cause everybody knows (she’s a femme fatale)
The thing she does to please (she’s a femme fatale)
She’s just a little tease (she’s a femme fatale)
See the way she walks, hear the way she talks’
Con esta imagen que canta Nico junto con grupo niuyorkino The Velvet Underground, se sonoriza el final del ejercicio escénico, pero más allá de lo auditivo, crea un terreno de lo conocido, de lo pisado, de lo que somos.
La repetición de una frase que reúne los tres momentos anteriores de la partitura coreográfica, los tres fascículos del descubrimiento de mi Aphrodisia, esperan la empatía de el/la espectador.
*Proyecto coreográfico realizado para el 3er semestre de la Licenciatura en Coreografía de la ENDCC
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