El hombre ilustrado. El astronauta.
Por Renée de Pedro
Septiembre 2018, México
Si como parte de los requisitos curriculares, adjuntáramos una lista de los libros que nos han sido de mayor importancia a lo largo de nuestras vidas, podríamos, sin duda, reconocer en el otro cualidades que normalmente son pasadas por alto. El hombre Ilustrado, el primer libro de Ray Bradbury que llegó a mis manos, provocó una intensa obsesión por el escritor de Illinois. Y habré tenido unos catorce, así como el protagonista de The Rocket Man, cuando descubrí en las cuidadas líneas del escritor, una nueva adicción adolescente.
The Rocket Man –El astronauta- es un breve cuento que forma parte de la colección de relatos de la mencionada obra maestra de la literatura norteamericana. Con una delicada noción de lo futuro y lo que pareciera no tan lejano, el astronauta ha dejado a su esposa e hijo, para conocer los anillos de Saturno, las lunas de Neptuno, los mares de Marte y el polvo de estrellas de Plutón.
Con una narrativa sensata y austera, Ray Bradbury describe la vida del futuro, las noches iluminadas por luciérnagas, y los desayunos preparados por máquinas, que especulan y predicen la vida del hombre, bajo el dominio del desarrollo de una tecnología insostenible.
El notorio uso de un hipotético paisaje del porvenir, funge como herramienta primaria para acentuar la decadencia de los valores de una sociedad de postguerra, que reflejan con singular detenimiento un conjunto de problemáticas atemporales y permanentes.
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